Cuenta el doctor Jean Saltas, su fiel amigo, que un día, al visitarle, le encontró extremadamente decaído. Le preguntó si deseaba alguna cosa y los ojos del enfermo se animaron. El doctor dijo que tendría inmediatamente lo que deseara. Entonces, Alfred Harry habló: Quería un mondadientes. El doctor Saltas salió inmediatamente a buscarlo y le trajo un paquete, cuando se lo ofreció, cogió uno cuidadosamente- iluminado el rostro con una sonrisa de felicidad-, lo contempló un instante, y expiró.

1 comment:

javierardilla said...

cual es tu último deseo


que corran la entrega pal viernes y despues carretear con la coni.

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